EUROZONA
unico hombre de Estado
El presidente del Banco Central Europeo anunciará el 6 de
septiembre la compra de deuda pública española e italiana para
solucionar la crisis de la zona euro. Pero aunque Alemania cuestiona
esta iniciativa, tiene el mérito de abrir el camino del futuro de
Europa, defiende Le Monde.
El presidente del BCE debería poner punto final esta semana al debate
sobre la compra de deuda al desvelar la hoja de ruta del Banco Central
Europeo. En el pulso que mantiene con el Bundesbank, Mario Draghi hace
valer toda su autoridad para salvar la moneda única. Y hace que su
fervor lo distinga.
En el frente del euro, la vuelta al colegio tiene un nombre, uno solo:
Mario Draghi. No prescindirá, podemos estar seguros de ello, ni de la
cortesía ni de esa elegante media sonrisa que son su manera de poner
calma y serenidad ante el mal tiempo. Pero el futuro de la moneda única
está, más que nunca, en las manos del presidente del Banco Central
Europeo (BCE). Es algo que más bien inspira confianza: este italiano es
un verdadero europeo, y en los tiempos que corren esa es una especie
rara, muy rara, entre los dirigentes de los países de la Unión.
"Medidas excepcionales" para salvar el euro
Draghi le aseguró hace
unos días al semanario alemán Die Zeit que estaba dispuesto a tomar
"medidas excepcionales" para salvar el euro. Dicho para que se entienda:
el BCE va a relanzar un programa de compra de bonos del Tesoro para
aliviar a los dos grandes países de la UE a los que más les cuesta
financiarse en el mercado, España e Italia.
Tiene razón. Madrid y Roma han tomado decisiones valientes para tratar a
fondo ciertas patologías que padecen. A los italianos y los españoles
les están resultando muy duros estos drásticos programas de saneamiento
presupuestario y de reformas estructurales. Los mercados financieros,
sin embargo, hacen caso omiso. Para comprar las obligaciones públicas de
esos dos países siguen reclamando rentabilidades exorbitantes.
Así se socava la zona euro. La penalización que se impone de este modo a
dos de las mayores economías de los 17 se suma al deprimido ambiente
europeo, ese telón de fondo de paro masivo y crecimiento anémico. Habida
cuenta de los esfuerzos que se han hecho en esos países, el diferencial
entre la rentabilidad de su deuda y la de la alemana es irracional.
Carece de fundamentos macroeconómicos serios. En fin, ese diferencial es
la negación misma de la moneda única.
Los puristas del Bundesbank
Los mercados solo confían en el BCE. Al dejar que se transparenten sus
intenciones, Mario Draghi ha salvado el verano: los tipos de interés de
la deuda española y, sobre todo, de la italiana se han relajado. Draghi
debía precisar su plan de intervención este jueves. Quizá esperará una
semana, el tiempo necesario para conocer la decisión que el Tribunal
Constitucional alemán debe hacer pública el día 12. Se pronunciará sobre
si los fondos de rescate financiero de los 17, el Mecanismo Europeo de
Estabilidad, se atienen a la Ley Fundamental alemana.
Draghi cuenta con el apoyo de la canciller Angela Merkel y del
presidente François Hollande, a quienes el verano ha acercado un poco.
Los puristas del Bundesbank son los únicos que rechinan y señalan el
riesgo de inflación. Pero si no tienen nada que proponer para impedir
que España e Italia se hundan, ¡que se callen!
Draghi impone condiciones estrictas a las intervenciones del BCE. Los
Estados deben proseguir las reformas. Porque les está salvando, los
gobernantes de los 17 le deben al italiano llevar a buen puerto la
remodelación de la arquitectura del euro. De lo que se trata, todo
revuelto, es de cerrar el Pacto Fiscal y de ir hacia una unión bancaria.
¡Que no haya que decir un día que el único hombre de Estado de la zona
euro era el jefe del BCE!
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