Por RAFAEL PERALTA ROMERO
El limbo en que permanece el Partido
Revolucionario Dominicano podría determinar que esa organización, aun
siendo la demás profundas raíces en el sentimiento del pueblo, no logre
alcanzar sus objetivos en futuras jornadas electorales. El estado de
descalabro es notorio, pero el PRD no está moribundo como desean
algunos. Está herido. Es un gigante herido.
El actual presidente, Miguel Iscariote
Vargas, principal responsable de la calamitosa situación del partido,
quiere permanecer en el puesto para hacer del PRD un instrumento
personal. Vargas ha transmitido al PRD el síndrome desarmónico que ha
afectado su conducta después de su revés en la convención de 2011.