Juan Taveras Hernández |
El ex
presidente de la República le ganaría, mucho a poco, al presidente de facto del
PRD, Miguel Vargas, evitando que la división sea mayor de lo que será si quién
lo enfrenta es otro.
Con Hipólito
de presidente, el PRD se convertiría en una fuerza opositora formidable que
nadie, ni siquiera los sectores más conservadores, incluyendo el gobierno,
podrían ignorar.
Con un
presidente como Hipólito, el PRD garantizaría su retorno al poder en las
elecciones del 2016 ganando, no solo la presidencia de la República, sino una
gran cantidad de legisladores, alcaldes y regidores en todo el país.
Si Hipólito
decidiera anunciar su candidatura,
dirigentes de todos los niveles en las provincias y municipios, lo
apoyarían de manera entusiasta. Los más
de dos millones de personas que votaron a su favor en las elecciones pasadas
también lo respaldarían.
Tal vez
Hipólito no sea la única opción para enfrentar al presidente de facto del PRD,
pero es la mejor, la que menos traumas produciría.
La convención
del PRD para elegir las nuevas autoridades debe celebrarse
estatutariamente en el primer semestre
del año próximo. Pero el presidente de
facto de ese partido dice que la montará –dependiendo si le conviene- en el año
2014. De acuerdo con algunas mediciones el presidente ilegítimo del PRD apenas
tiene un 18% de aceptación. Para repuntar
requiere del apoyo de sus aliados del gobierno, de mucho dinero y mucho
tiempo. Sabe muy bien que la correlación de fuerza le es adversa, que si va a
una convención el año próximo sufrirá una aplastante derrota. Mayor si enfrenta
a Hipólito, a quien teme como el diablo a la cruz.
El señor
Vargas Maldonado para lograr apoyo legal y recursos del gobierno, le da un
espaldarazo al presidente de la JCE, otro a Danilo Medina ,y para no quedarse
corto, se entrega en los brazos del Cardenal,
enemigos todos del PRD.
Como en otras
ocasiones, Miguel está ofreciendo senadurías, diputaciones, sindicaturas y
regidurías, sin convención, ignorando que la propuesta de ley de partidos que
él mismo promueve, solo otorgaría un 15% de reservas a los partidos. Como la
otra vez, Vargas quiere repartir los
cargos en un 70 u 80% entre sus súbditos o vasallos. (Sigue creyendo que compró
al PRD en el mercado de las pulgas y de las putas, que no es lo mismo, pero es
igual)
Hipólito se
declaró líder de la oposición. Para ser líder y ejercer ese liderazgo, es
necesario, hoy más que nunca, contar con un partido fuerte, disciplinado y
organizado, sin traidores ni caballos de
Troya minando sus bases para que no logren la victoria en las luchas por venir.
Dejémonos de
pendejadas y de masturbaciones mentales, Hipólito debe ser el presidente del
PRD. Cualquier otra vaina es un invento
peligroso para el futuro tanto del partido como del país. No pongamos la
carreta delante de los bueyes. ¡Hipólito presidente del PRD!
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