lunes, 5 de noviembre de 2012

Importancia de la Reforma Electoral y las Finanzas Públicas‏


Aunque no se menciona, el déficit fiscal es de carácter electoral
 
Escrito por: Milagros Ortiz Bosch
Hace algunos años en medio del debate  electoral presidencial de los Estados Unidos un candidato tuvo que recordar a su oponente “Oye, es la economía”. 
Y aunque ningún documento propuesto o contra propuesto sobre  la reforma tributaria sometida por el actual gobierno  lo ha mencionado, el déficit fiscal  que nos afecta  es de carácter electoral.
En  las propuestas y contra propuestas de reforma tributaria, cualquiera que fuere el nombre con que ésta se bautice, o el grupo social, empresarial o de intereses que la pronuncie,  no se explica con claridad y sin rodeos el papel importante que en su desbordamiento han tenido las pasadas elecciones.
La razón real de un  déficit fiscal  del 8% del PIB que se concretiza en 187 mil millones de pesos, nada tuvo que ver con la crisis europea, ni con las hipotecas basuras de los Estados Unidos, ni la crisis del Medio Oriente, ni con  la desregulación neoliberal que nos llevó el  Consenso de Washington, ni los precios de los combustible y las materias primas, ni mucho menos con las burbujas de cualquier naturaleza, ni las  quiebras bancarias.
De todos esos eventos el Presidente Leonel Fernández  nos dijo que estábamos blindados.  De lo que no pudimos blindarnos fue de su manejo de las  finanzas púbicas  y su pragmatismo en el uso del poder.
En la República Dominicana esta dislocación de las finanzas públicas tiene origen electoral. Se organiza en la búsqueda, conservación y continuidad del ejercicio del poder y en el convencimiento de que solo una descontrolada inversión, podría  evitar que la voluntad  democrática se impusiera. Sobre todo si   otros la pagarían.
Y esta no fue una práctica exclusiva del proceso electoral  de este año, ya venía ejecutándose en las elecciones del 2008 y 2010. Los déficit acumulados sobrepasan los 400 mil millones de pesos. Podría ser un estilo del PLD.
Por eso resulta extraño que al debatir  sobre el déficit, discutir estabilidad y desarrollo, al evadir  el origen electoral del déficit,  se nos olvida demandar la reforma electoral que  necesitamos para romper el círculo vicioso de deterioro de la constitucionalidad financiera con los procesos electorales, como si la democracia fuera sinónimo de desorden,  y los recursos públicos  instrumentos para deteriorar la igualdad de derechos  que debe acompañar al sistema.
Imposición o debate, participación o mayoría, sin reformar las leyes electorales, sin establecer topes de gastos, sin la vigilancia de la sociedad, el déficit fiscal continuará  su práctica.
 Porque  si el médico no tiene diagnóstico, difícilmente receta con propiedad.  Así que pongámonos de acuerdo organizaciones sociales, empresariales y políticas para decirle al gobierno: “Oye, fue el proceso  Electoral”.

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