miércoles, 26 de septiembre de 2012

PRD, campaña electoral, presagio del futuro




EDUARDO SANZ LOVATÓN
Muchos dirigentes y simpatizantes se sienten desmoralizados por la derrota y más por las divisiones. En efecto, la situación es para ocuparse. Sin embargo, esos profetas del desastre obvian algunos factores de la grandeza del PRD.
Proclamado Hipólito Mejía y Luis Abinader como candidatos nos incorporamos a la campaña electoral. Por intermedio de Carolina Mejía Gómez siempre muy activa en la campaña, desayuné en casa del ex-Presidente. Ese día conversé con mucha profundidad sobre lo que enfrentaba el país. Recibí lecciones para toda una vida. Era contagioso ver el optimismo, la alegría y la firmeza de este gladiador. Luego de ese primer encuentro recuerdo como me daba vergüenza en los recorridos y en las actividades ver que yo me cansaba primero que el candidato.

Esa energía de Hipólito y su conexión con la gente son asombrosas. De la cabeza de la campaña se desprendía todo. Recuerdo a Orlando como Secretario General dividirse en mil pedazos para mediar en las gestiones que hacía el Presidente del Partido, Miguel Vargas, a favor de la candidatura, y para obviar y disminuir las tensiones que perduraban y perduran.
Recuerdo a César Cedeño infatigable conciliando y componiendo. Recuerdo observar a Alfredo Pacheco tratar de lograr incorporar en todos los parajes y pueblos a los dirigentes que habíamos adversado al candidato. Recuerdo un recorrido que hicimos en las navidades del 2011 en los barrios del Distrito Nacional en el vehículo del candidato siendo testigos de este recorrido Amín Rafael Vázquez, Fello Suberví, José M. Cabrera y David Collado. Recuerdo la imagen de todos nosotros mojados y cansados, pero celebrando con gente millonaria en esperanzas. La gente gritaba, la gente anunciaba el cambio.  Recuerdo un viaje a Washington con Luis Abinader donde tratamos de anunciar el abuso, el descaro y las consecuencias. Recuerdo sobre todo un partido tirado a la calle. 
Recuerdo como en una emisora donde conducíamos un programa de televisión, un vocero oficial llegó y ofreció el triple por el espacio que teníamos nosotros. Se lo dieron. Recuerdo el esfuerzo de empresarios que como Jorge Amado Méndez y Daniel Peña nos apoyaron en la campaña con el deseo de defender un balance en el país. Recuerdo a Hatuey tirado a la calle por el partido al que le dedicó media vida. Recuerdo a Milagros, a Janet, a Faride y a Gloria Reyes en un ejemplo de mujeres ejemplares.
Recuerdo a Wellington Arnaud y a Víctor Pichardo dirigir las llegadas y salidas de nuestro candidato a Europa, juventud  que determinaba. Recuerdo a eruditos como Alejandro Fernández, Sigmund Freund y Miguel Ceara plantear soluciones a problemas estructurales. Recuerdo políticos emergentes como Andrés Lugo, Julio Peña y Marjorie Espinosa poner en riesgo empleos privados para lograr el cambio. Recuerdo a Guido jugarse la vida el día de las elecciones.
Esos recuerdos me hacen sentirme optimista.
Logramos demostrar que a pesar de todo el dinero y abusos, el 47% del electorado prefirió a Hipólito y al PRD. Con nosotros hay que contar, nadie debe olvidarlo. Demostramos que a pesar de las incomprensiones el PRD está vivo y fuerte. Aprenderemos de nuestros traspiés y surgiremos más fuertes, más unidos y más enamorados del futuro de esta patria

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