EN PLURAL
Yvelisse Prats Ramírez De Pérez *
Soy
dirigente de un partido de oposición, por tanto, hago oposición, la
hice frontalmente al margen de afectos y simpatías personales, durante
la gestión del Dr. Leonel Fernández.
Soy también, una ciudadana
deliberativa, activa, procuro la sinergia entre mis posiciones y ofertas
políticas y las demandas de la sociedad.
Desde esas dos condiciones
seguí el jueves por la televisión, atentamente, el discurso de la toma
de posesión del nuevo Presidente de la República. Al concluir la
alocución, miré también la rendición de honores a la salida del
Congreso, con un gran ausente: Leonel Fernández.
Parecía, entre el discurso y la ausencia, que se iniciaba un gobierno distinto, como exige la ciudadanía conciente.
Quise
escribir unas primeras reflexiones apresuradas para poder compartirlo
En Plural esta misma semana. Me detuvo el ímpetu una amiga prudente,
aconsejándome esperar hasta conocer los nombramientos de los/as
miembros/as del gabinete.
Valió la pena. Porque esos nombramientos
constituyen el primer “fruto” de los que Danilo Medina, al finalizar su
discurso prometió para que lo conociéramos mejor. Y el fruto amargó.
De
los nombres de los/as ¿nuevos? ministros/as saqué promedio, evoqué
hojas de vida, hice comparaciones, palabras versus hechos, como pidió el
propio presidente entrante: un discurso que en principio me agradó en
su parte programática, hasta pensar en elogiarlo, se nubló con el hecho,
otra vez comprobado, del sectarismo de la cúpula peledeísta.
Se
cambió la cabeza visible para poder dejar igual lo otro, ministros/as y
métodos incluidos, todo un paquete. Como en el Gatopardo.
Lo que
pareció en el discurso críticas indirectas, pero sustantivas, a
ejecutorias recién pasadas, se convirtió en menos de una hora en endoso,
a través de la confirmación de los responsables en los mismos cargos, o
en cargos rotativos. Un 60% del gabinete 2008-2012 de Leonel, o un
reciclaje del 2004-2008, y un poco más, remontando el cuatrienio de
Hipólito, también de 1996-2000, continúa al frente de los ministerios.
Alguno que otro, lo que es peor, fue sacado del cargo que se
correspondía con sus competencias, poniéndolo en otro puesto del mismo
rango, pero de naturaleza distinta, ajena a su profesión.
Los méritos
partidarios garantizan permanecer en el confortable espacio del
gobierno, aún a costa de que esta permanencia nos describe ¡tan pronto!
lo frágil de la frase de Danilo: “No busco cargos para hombres, sino
hombres para los cargos”. Cuatro mujeres figuran en el nuevo gabinete; 3
de ellas son las mismas de ayer; otra, me comentan, ex esposa de un
dirigente peledeísta.
¿A dónde fue a parar el “ejemplo” que iría a
darse desde arriba y del juramento para cumplir el Código de Ética, si
los funcionarios son los mismos que se habituaron a las jeepetas, a las
escoltas numerosas, las inacabables tarjetas de crédito, los viajes en
primera clase, las casas suntuosas y las villas de ensueños entre
montañas?
¿Se reeducarán esos funcionarios acostumbrados a la
ostentación, en la austeridad, la humildad y el comedimiento que hay que
reconocer que Danilo Medina ha practicado hasta ahora, y qué reclamó en
su discurso con palabras casi bíblicas?
En su oratoria fue un
“issue” el concepto de CAMBIO. El cambio sin apellido así desafiante,
dominó los modelos, construcciones, estrategias, producción, régimen
fiscal, educación, en aparente redescubrimiento de la ética boschista.
Pero ese cambio que la sociedad civil esperaba, fue negado en los
nombramientos. “Más de lo mismo” dicen los “twitter” y el Facebook con
desengaño.
En mi identidad de ciudadana, no de política, siento ese
desencanto. No hago juicios de valor sobre personas, algunas son mis
amigas. Es a la maquinaria oxidada a la que temo, porque, lo sabe el
presidente Medina, un sueño como el que él nos describe no va a caber en
la prosaica rutina, quizás cansada, de un equipo que no va a hacer lo
que nunca se hizo, porque no quiso ni pudo hacerlo en 12 años.
Recuerde, presidente Medina, usted conoció hasta el dolor la
impresionante impermeabilidad de esa maquinaria.
Los “clavos” nuevos que se insertan en el aparato, no sé si sean capaces de cuartearlo.
Hay
preocupación. ¡La maquinaria, Presidente, la maquinaria! Ojalá que la
alta dirección del PLD con su comesolismo, su hedonismo delirante y sus
costumbres de clan, no continúe torciéndole el pulso al presidente
Danilo Medina Sánchez.
¡Ay! Pienso que tendré que continuar a tiempo
completo en mi papel opositor a rajatabla, al percibir la quiebra
incongruente entre el discurso del Presidente y la composición de un
gabinete que no inspira confianza.
sábado, 18 de agosto de 2012
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