martes, 12 de junio de 2012

¡El PRD que queremos!


 
Tony Raful
 
Queremos un partido de oposición, de oposición real, convincente, capaz de articular fuerzas sociales y propugnar por el cumplimiento de metas y reivindicaciones en beneficio de las mayorías nacionales.
Queremos un partido de oposición que sirva de contrapeso al poder gubernamental e imposibilite el aplastamiento de la disensión democrática.
Queremos un partido que ejerza su papel de equilibrio ante los desmanes y excesos del poder político.
Queremos un partido que sus líderes no pacten con los gobiernos de turno a espaldas de sus organismos de dirección, de la discusión crítica y abierta que insufló con su ejemplo el doctor José Francisco Peña Gómez, capaz de poner en discusión sobre la mesa en 1994, cuando la crisis electoral, el acuerdo propuesto por el doctor Joaquín Balaguer, para que se repartieran el gobierno, dividiendo en dos años para cada uno, la Presidencia de la República, debido según el doctor Balaguer, lo que hubo entonces fue un “empate electoral”.
El doctor Peña Gómez fue tan democrático sin perder su autoridad, que aceptó la decisión de la mayoría que lo disuadió de un acuerdo de esa naturaleza.


De igual modo rechazó la oferta de apoyo del doctor Balaguer a su elección en la “Segunda Vuelta” de las elecciones de 1996, a cambio de algunas garantías para figuras destacadas de su entorno, lo que impulsó de inmediato el apoyo incondicional del líder reformista a la candidatura del Partido de la Liberación Dominicana. Para la toma de esa decisión el doctor Peña Gómez convocó la alta dirigencia del Partido y allegados políticos, aceptando la decisión mayoritaria que resistió éticamente esa oferta (todavía hoy una decisión controversial históricamente).
Queremos un partido donde ninguno de sus dirigentes o quienes asuman su liderazgo institucional hagan ningún tipo de transacción política con el Gobierno, que dirijan la lucha frontal en defensa del pueblo sin permitir que el Gobierno se inmiscuya en los asuntos internos del partido.
El Gobierno de turno no puede tener perredeístas favoritos en términos políticos para fines de apoyo o sustentación de posiciones en las confrontaciones partidarias.
Queremos un partido realmente opositor, que dirima con el Gobierno a nivel de respeto de las posiciones encontradas, en un marco de dignidad mutua, pensando en el país y no en proyectos personales, carentes de sustancia y principios ideológicos.
Queremos un partido donde sus líderes se guíen por los postulados del socialismo democrático.
Queremos un partido que abra sus puertas a los intelectuales progresistas y que éstos ocupen espacios de dirección fortaleciendo y prestigiando la vocación democrática del PRD, tal y como hizo José Francisco Peña Gómez, en 1968, con autorización de Bosch, cuando juramentó a casi un centenar de profesionales e intelectuales que provenían del Movimiento 14 de Junio, en proceso de extinción en esos momentos, y que sirvieron de base para fundar el Partido de la Liberación Dominicana como un modelo de liberación nacional en 1973. Queremos un Partido Revolucionario Dominicano, capaz de abstenerse, si las circunstancias y los hechos probatorios así lo indicaran, de participar en “mataderos electorales”.
Un PRD que asuma la resistencia cívica frente al desenfreno y concentración ostensible de poderes. Un PRD de verdad, como lo conoció el país en las duras etapas de lucha por la democracia.
Queremos un PRD renovado en su cúpula y en sus organismos de dirección por jóvenes con ideales y principios morales, con conocimiento de la historia, con lecturas fundamentales y actualizadas en los temas internacionales, junto a “lo mejor de lo viejo” en la tarea inmensa de lograr la justicia social y la libertad plena

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