sábado, 22 de marzo de 2008

LA REELECCION ES UNA MAQUINARIA QUE NO ESCATIMA NINGUN RECURSO PARA PERPETUARSE EN EL PODER



11 SACERDOTES DE BARRIOS POPULARES

Denuncian 'corrupción generalizada en el Gobierno' y uso de los recursos públicos en la reelección


SANTO DOMINGO.- Las parroquias católicas de la Zona Ozama del Distrito Nacional compararon este viernes santo la crucifixión de Jesús con los sufrimientos del pueblo dominicano por la corrupción generalizada en el Gobierno, el uso de los recursos del Estado para la campaña reeleccionista y las carencias que sufren los pobres.
"Hoy Cristo sigue crucificado con la corrupción generalizada de nuestro país. Lo último que hemos escuchado es que el Estado dominicano está utilizando nuestros recursos, nuestros impuestos, en las campañas reeleccionistas. Parece que sólo los corruptos pueden ser parte del Estado dominicano, pues todos justifican ese modo de proceder”, expresaron.
Al celebrar el tradicional víacrucis, los sacerdotes de los barrios capitalinos expresaron que frente a la situación de marginalidad y sufrimiento del pueblo dominicano hoy Cristo sigue crucificado en todas las prioridades del Estado que no corresponden con las necesidades más urgentes del pueblo dominicano.
“El Metro nos crucifica, pues se ha llevado nuestros presupuestos de educación, salud, seguridad ciudadana y bienestar común (agua, vivienda y comida”, expresaron.
También señalaron la falta de educación formal para los niños de los sectores menos pudientes, porque no hay presupuesto para la educación del pueblo.
“Nuestras escuelas están llenas de precariedades, pero eso no es importante, eso no es prioridad para nuestros gobernantes. Hoy Cristo sigue crucificado por la falta de salud para los pobres. Ir al Hospital público implica llevar el bolsillo lleno de dinero, pues tenemos que comprar casi todos los medicamentos”, denunciaron.
El tradiciona Vía Crucis de las parroquias de los barrios de la zona norte de la capital este año estuvo dedicado a denunciar y condenar la pobreza, la corrupción y la violencia, y llevar un mensaje a favor de la vida.
Fue encabezado por los sacerdotes Javier Vidal, de las parroquias San Martín de Porres de Guachupita y Santo Domingo Savio y Abraham Apolinario, de la parroquia Santo Cura de Ars, de Capotillo, entre otros pastores de las iglesias de la zona norte de la capital.
La buena nueva
Finalmente las once parroquias de la zona norte de la capital afirmaron que los problemas denunciados, y “otras cruces personales” invitan a vivir como comunidad cristiana el víacrucis.
“La buena noticia es que este “pecado estructural no detiene a Cristo, todo lo contrario, entra con la esperanza de vencer el pecado a través del amor y la justicia. Cristo se hace un cuerpo con sus amigos y amigas para que venzan el miedo, la tibieza, el pecado y renazca el hombre y la mujer nueva que busca sembrar justicia y amor, verdad y libertad”, resaltaron.
“Por eso, con este víacrucis no queremos alienarnos de la realidad; todo lo contrario queremos ser fermento del Evangelio, presencia de Cristo que quiere arrancar el pecado con la misma fuerza que Cristo entregó su vida por nosotros. Cualquier otra cosa es puro conformismo y mediocricidad”, advirtieron.
Expresaron que quieren vencer el miedo a la muerte y abrazar la Cruz de Cristo, sembrarse como Cristo se sembró en el madero para así generar una vida nueva y justa en medio de la corrupción, de la falta de educación, salud y bienestar que sufre el pueblo dominicano.
Argumentaron que Cristo es el camino, la verdad y la vida, que nos invita a sus seguidores a entregarse como él se entregó en Jerusalén.
Explicaron que el víacrucis que celebran las Parroquias de la Zona Ozama no es solamente para recordar lo que hace veinte siglos Cristo realizó, sino que es la entrada de Cristo, a través del Espíritu Santo en las vidas de todos los cristianos, para invitarlos a denunciar la pobreza, la exclusión social y la corrupción generalizada en el gobierno dominicano.
“Queremos vivir la Semana Santa no como un recuerdo del pasado, sino como una esperanza que rompe y transforma las desigualdades y las violencias de nuestro mundo, de nuestra patria. Queremos, deseamos, insistimos en que Cristo nos transforme así como hace veinte siglos transformó Jerusalén”, expresaron.
Indican que Jesús ha sido crucificado en Jerusalén por personas, por autoridades que se han cerrado a reconocerlo como el Hijo de Dios, el Mesías, el Señor.

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