Un día como hoy murió Juan Bosch Gaviño, un político fundamental de la historia contemporánea dominicana. No era un santo, no era perfecto, no tenía ninguna pasta divina, ni su trayectoria de vida está libre de errores. Era, sencillamente, un ser humano. Nunca amó el poder sin medidas, y el resultado final de su vida demuestra que lo condicionó siempre a la libertad real de las conductas. Juan Bosch era un arco tendido de moralidad, y la corrupción no puede nunca ser aproximada a su nombre. No hay una sola salpicadura de sangre que lo manche, de esas que el autoritarismo anota púdicamente como "razón de Estado". Murió en la más absoluta humildad, con todo el decoro de un dirigente politico cuya opción de goce no era la acumulación de dinero a través del despojo de la riqueza pública.
!Ese muerto no tiene nada que ver con el discipulado corrompido que hoy fingirá recordarlo!
Un día como hoy murió Juan Bosch Gaviño, un político fundamental de la historia contemporánea dominicana. No era un santo, no era perfecto, no tenía ninguna pasta divina, ni su trayectoria de vida está libre de errores. Era, sencillamente, un ser humano. Nunca amó el poder sin medidas, y el resultado final de su vida demuestra que lo condicionó siempre a la libertad real de las conductas. Juan Bosch era un arco tendido de moralidad, y la corrupción no puede nunca ser aproximada a su nombre. No hay una sola salpicadura de sangre que lo manche, de esas que el autoritarismo anota púdicamente como "razón de Estado". Murió en la más absoluta humildad, con todo el decoro de un dirigente politico cuya opción de goce no era la acumulación de dinero a través del despojo de la riqueza pública. !Ese muerto no tiene nada que ver con el discipulado corrompido que hoy fingirá recordarlo!
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