Por RAFAEL PERALTA ROMERO
El limbo en que permanece el Partido
Revolucionario Dominicano podría determinar que esa organización, aun
siendo la demás profundas raíces en el sentimiento del pueblo, no logre
alcanzar sus objetivos en futuras jornadas electorales. El estado de
descalabro es notorio, pero el PRD no está moribundo como desean
algunos. Está herido. Es un gigante herido.
El actual presidente, Miguel Iscariote
Vargas, principal responsable de la calamitosa situación del partido,
quiere permanecer en el puesto para hacer del PRD un instrumento
personal. Vargas ha transmitido al PRD el síndrome desarmónico que ha
afectado su conducta después de su revés en la convención de 2011.
La primera consecuencia de esa situación
fue la derrota electoral de mayo pasado. Luego se ha extendido en una
aguda crisis institucional y de autoridad que afecta la organización. El
presidente se maneja por un lado con un grupo de incondicionales, pero
la dirigencia del partido anda nómada, porque éste ocupa los locales.
La salida real a la crisis perredeísta
tendrá que ser dada por la convención ordinaria del próximo año, cuando
se renovará la dirigencia. Desde ya varios miembros han declarado la
intención de presidir el PRD. Pero la delicadeza del momento en que se
encuentra el mismo, prohíbe a los perredeístas equivocarse en la
escogencia.
Si del presidente depende el rumbo del
partido, se impone escoger uno que reúne experiencia, don de mando,
inteligencia, probidad y una recta conciencia del papel que ha de jugar
esa importante organización en la vida política de la nación dominicana.
Al citar estas condiciones, dirán que estoy proponiendo a Emmanuel
Esquea Guerrero.
El doctor Esquea, jurista de relieve y de
probada integridad, ya presidió el PRD cuando el líder José Francisco
Peña Gómez sentía que la salud no le permitía seguir en esa función y
delegó en él. Bajo su égida, el PRD obtuvo el triunfo que llevó en el
2000 a Hipólito Mejía a la presidencia de la República y a Milagros
Ortiz Bosch a la vicepresidencia.
Esquea garantiza una salida armónica a la
crisis del PRD, por eso conviene que sea el candidato de consenso. La
coyuntura demanda autoridad y respeto a la institucionalidad. Con él
está garantizada la credibilidad en la elección del candidato
presidencial de 2016,así como los candidatos en los comicios municipales
y legislativos del mismo año.
Llevar al doctor Esqueaa la presidencia
del PRD es un proyecto viable y oportuno. Si es candidato de todos los
sectores perredeístas, más oportuno. Los primeros beneficiados serán
quienes aspiran a ser candidatos a cargos electivos, pues tendrán quien
les garantice orden y pulcritud en el proceso. Hay tiempo para recuperar
el PRD. Es lo que conviene.
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