De la victoria de Danilo: una lectura
Eulalio Almonte-Rubiera
El 20 de mayo pasado, el Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y
su candidato Hipólito Mejía, estuvieron a un tris de alcanzar el Poder, y
convertirnos --era el propósito manifiesto--, en un mejor país… pero para
todos.
No fue posible, y ya todos conocemos los porqués.
Como lo había pronosticado el entonces presidente de la Republica y
presidente del partido en el poder, -el de la Liberación Dominicana (PLD),
Danilo Medina alcanzaría el Poder “desde el primer boletín” (de la Junta
Central Electoral). Todo estaba calculado.
Dos meses después de su juramentación, Medina ha comenzado a probar
el bocado que, de haber sido servido a la mesa de Hipólito Mejía, le hubiese
resultado en una ensalada de cicuta, aunque el Oráculo económico lo tenía
advertido.
La antorcha política que Joaquín Balaguer y Juan Bosch entregaron a
Leonel Fernandez el 02 de junio de 1996, tuvo y logró el propósito de cerrar el
camino al más grande y noble líder de masas que en toda su historia ha tenido
la Republica Dominicana: José Francisco Peña Gómez.
Con esa antorcha en sus manos, Fernandez irradió poder durante
cuatro y luego ocho años consecutivos, para entregar la lumbre ya hecha tizón
de guayacán, a su brother político, Danilo Medina, y a su esposa, la hoy
vicepresidente de la Republica, Margarita Cedeño de Fernandez.
Ha sido la de Medina, la presidencia mas costosa de todas cuantas
hemos pagado los dominicanos, sin que aun se sepa cuanto cobre liquido corrió
por debajo de las mesas en que se regodean ‘honorables’ magistrados, técnicos y
otros especímenes de la fauna vernácula.
Hubo, sin embargo, gente que en realidad creyó en la predica morada.
Hubo gente que fue confundida, pero es lógico suponerlo, porque hasta
el marinero mas experimentado alguna vez
han interpretado de manera errónea el mapa celeste.
De los errores se aprende… y mucho.
En mi particular forma de ver la cosa, el proceso evolutivo ha
recibido un impulso que en el PLD ninguno de sus dirigentes tomó o tomado en
cuenta. Con su accionar, esta gente ha contribuido a agudizar contradicciones,
y en ese mar solo el pueblo habrá de lograr ganancia social.
Por ello advierto que el tiempo podría haber iniciado la cuenta
regresiva hacia el momento de la reivindicación a que todos los pueblos
aspiran, y que a este, de manera particular, ha costado mucha sangre, mucho
dolor y gran luto.
Muchos son los que ya, sin necesidad de predica, de discursos ni
slogans de campana política, comienzan a despertar del letargo en que han
vivido, por lo que en su momento también habrán de alcanzar el badajo y desde
los altares de la Patria echar a vuelos las campanas de la libertad.
Es cuestión de tiempo. Comience a contar el tic-tac del reloj.
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