El doctor Víctor Manuel Peña, economista y abogado, dijo que la impunidad-conceptualizada como la no sanción del delito- le ha hecho tanto daño a la sociedad dominicana como los crímenes y delitos mismos que se cometen a diario en el país.
Subrayó que el régimen de impunidad está presente en todos los poderes del Estado y de la sociedad, pero donde se ha establecido con la fuerza de un terremoto batatero es en el poder judicial.
El problema de la judicatura es más grave aún puesto que en una coyuntura de exacerbación del crimen y de extrema descomposición de la sociedad dominicana se precisa de jueces moralmente fuertes, indoblegables insobornables e incorruptibles, capaces de aplicar correctamente la ley y el Derecho y de contribuir a gestar un adecuado clima de convivencia social y humana.
El doctor Peña añadió que ciertamente el Código Procesal Penal tiene vacíos, lagunas y huecos, pero es en la corruptibilidad de algunos jueces donde reside el problema mayor. Da pena y vergüenza que el afán desmedido de acumular fortunas, rápida e ilícitamente, haya inundado y penetrado los intersticios de la judicatura nacional.
Finalmente, arguyó que a nivel del aparato judicial hay que aplicar también un profundo proceso de depuración y limpieza, de tal manera que todo lo que no sirve, porque está podrido, sea separado de la judicatura.
Subrayó que el régimen de impunidad está presente en todos los poderes del Estado y de la sociedad, pero donde se ha establecido con la fuerza de un terremoto batatero es en el poder judicial.
El problema de la judicatura es más grave aún puesto que en una coyuntura de exacerbación del crimen y de extrema descomposición de la sociedad dominicana se precisa de jueces moralmente fuertes, indoblegables insobornables e incorruptibles, capaces de aplicar correctamente la ley y el Derecho y de contribuir a gestar un adecuado clima de convivencia social y humana.
El doctor Peña añadió que ciertamente el Código Procesal Penal tiene vacíos, lagunas y huecos, pero es en la corruptibilidad de algunos jueces donde reside el problema mayor. Da pena y vergüenza que el afán desmedido de acumular fortunas, rápida e ilícitamente, haya inundado y penetrado los intersticios de la judicatura nacional.
Finalmente, arguyó que a nivel del aparato judicial hay que aplicar también un profundo proceso de depuración y limpieza, de tal manera que todo lo que no sirve, porque está podrido, sea separado de la judicatura.
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